martes, 23 de marzo de 2010

Los monstruos y el héroe, o cómo Yvain llegó a ser el Caballero del León.





Diferentes representantes de lo monstruoso aparecen en Yvain, de Chrétien de Troyes. La mayoría son monstruos de gran fealdad física y moral, que se dedican a propagar el mal por la tierra sin justificación aparente. Son los representantes encarnados del mal, lo demoníaco, y sus actos gozan de la gratuidad que les confiere tal epíteto. No necesitan dar explicaciones para someter a sus víctimas, actúan a capricho, como si su único fin fuese hacer daño. Así, se aprovechan de personas débiles, que aceptan el hecho con lamento y resignación y buscan aplacarlos con dádivas y diferentes ofrendas.

   Ante esta situación aparece el héroe incompleto, el protohéroe, Yvain, que se enfrenta a los monstruos y los vence en las diferentes etapas de gestación del Caballero del León.

   El primer monstruo que aparece, sin embargo y paradójicamente, parece cumplir con una vocación distinta a la de los que vendrán luego. El villano aparece por primera vez en el relato de Calogrenante. Es un ser horrible, antropomórfico, que dice ser un hombre y al que se compara con otra representación de lo maligno: el moro. Se presenta como guardián de los animales del bosque y es el que revela a Calogrenante la existencia de la fuente. Actúa, entonces, no como enemigo del hombre sino como aliado. Es el stalker que conduce al héroe hacia su iniciación; y es también el introductor de lo asombroso en el relato (recordemos los atributos mágicos de la fuente) y de la primera aventura en él.

   La segunda aparición del villano, su encuentro con Yvain, se menciona casi de pasada, en un párrafo breve y sin detalles. Esto se debe a que el villano ha cumplido antes con su función, develando el secreto de la fuente. Una vez develado el secreto, el villano no tiene más que hacer en relato. Refuerza esta idea el hecho de que en todas las siguientes escenas relacionadas con la fuente (la llegada del rey Arturo hasta ella, por ejemplo) el villano ni siquiera es mencionado.

   Un segundo monstruo está relacionado con el hallazgo del león por parte de Yvain. La serpiente que ataca al león es más bien un dragón. Lanza fuego por la boca cual dragón (y, además, si se observan las miniaturas del manuscrito del poema, puede verse claramente que está dibujada como un dragón). El dragón representa al mal, pero aquí el simbolismo es más específico: la serpiente es símbolo del Demonio mismo (pensemos en la serpiente del Génesis o en las numerosas imágenes de la Virgen María pisando la cabeza de una serpiente); y el león, en el Medioevo, es símbolo de Cristo. 

   Tendríamos entonces representado un enfrentamiento entre el bien y el mal, ante el cual Yvain tiene un momentáneo dilema, que se resuelve a favor del bien, es decir, del león. A partir de este episodio el león no se apartará del lado de Yvain y éste comenzará a convertirse en el Caballero del León.

   Más adelante, como digno representante del mal, el gigante Harpín de la Montaña actúa con gratuidad, llevando sin motivo el mal y la desgracia a un señor. Él mismo explica que su objetivo es deshonrar a la hija de este señor al que ataca, pero aclara que no tiene interés en ella y que pretende dejarla en manos de sus criados para que la vejen y la maltraten. Su avance a través de las tierras del señor deja un reguero de pánico entre los habitantes y un tendal de casas incendiadas que no tiene jusificativo aparente.

   El gigante tiene un secuaz, un enano que, al caer vencido su amo en manos del Caballero del León, se convertirá en la prueba viviente de la primera hazaña del caballero. Al quedar en manos de los hijos del señor del castillo, se deduce que será presentado ante Gauvain respaldando el relato de la derrota del gigante.

   En este episodio, Yvain utiliza por primera vez el nombre de “Caballero del León”. Podemos decir que aquí nace el Caballero del León.

   Luego, en la aventura del Castillo de la Pésima Ventura aparecen dos monstruos: los hijos del diablo. Pero toda la aventura posee un halo monstruoso. El primer parlamento del portero del castillo es el siguiente:

“-¡Venid, aprisa, venid! Ya habéis llegado a donde se os retendrá sin remedio, a donde seréis malvenido!”

   Es comparable con el cartel ubicado en la puerta del Infierno dantesco:

“Perded toda esperanza al traspasarme.”

   Podría decirse que aquí el Caballero del León penetra en el Infierno: la catábasis es una importante instancia de purificación en el itinerario del héroe.

   Además del trasfondo social presente en esta aventura, podemos ver la última etapa de la conformación del héroe. Dos particularidades podemos señalar sobre el combate con los hijos del diablo: primero, en este combate el león interviene activamente a favor de Yvain y en forma decisiva para la lucha, pues éste se hallaba al borde de la derrota y la muerte. Aquí el león pasa a formar parte de las fuerzas inherentes al Caballero del León. Caballero y león son uno. Yvain es ahora el Caballero del León; ahora podrá recuperar a su dama.

   La segunda particularidad es que Yvain no mata al monstruo sino que lo somete, lo obliga a rendirse. La existencia de este monstruo no constituye ya una amenza para Yvain y puede dejarlo vivo; ahora él es superior a todo mal.

   Recapitulando, las diferentes intervenciones de lo monstruoso en el Yvain de Chrétien de Troyes marcan diferentes etapas y pruebas en el camino que lleva a Yvain a convertirse en el Caballero del León. Dicho de otro modo, para Chrétien de Troyes el héroe se forja en el contacto con y en el combate contra lo maligno.

   El villano es el introductor de la primera aventura de Yvain: la que lo llevará hasta su dama y a su consiguiente pérdida.

   Una segunda aparición de lo monstruoso, si bien velada, corresponde a la caída en desgracia de Yvain. Cuando enloquece, Yvain se va al bosque y actúa como un poseso, como un monstruo: ataca sin motivo a un mozo y no se acuerda de sus actos pasados, como si debiese hacer el mal, como si fuese un instrumento del mal. El ermitaño lo ve y se asusta porque se da cuenta de que está loco, endemoniado. Pero, a diferencia de los monstruos, Yvain puede redimirse y recibe un trato diferente al que se le da a los primeros: el ermitaño lo alimenta, las damas lo curan y lo cuidan. Así supera esta etapa.

   Luego Yvain se topa con el león y la serpiente, el bien y el mal. Y escoge el bien. Tras matar al gigante Harpín de la Montaña nace el Caballero del León y sus hazañas comienzan a ser conocidas por la gente.

   Finalmente, el Caballero del León vence al mal, o lo supera, en el Castillo de la Pésima Ventura y se vuelve uno con su león. Está listo, moral, espiritual y socialmente, para recuperar a su dama.

Tomás V. Richards

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