lunes, 15 de diciembre de 2008

Guiburc, La Princesa Sarracena. Tomás V. Richards





En la estructura narrativa del Cantar de Guillermo podemos señalar dos espacios bien delimitados, dentro de los cuales se desarrolla gran parte de la acción. En primer lugar, ya que se trata de un cantar de gesta, ubicaremos el espacio del campo de batalla. En él reinan el padecimiento y la crueldad, materializados en la sed, el hambre, la violencia y, por supuesto, la muerte. El varón, el guerrero, es el protagonista en esta escena y, en este caso, Guillermo es quien encarna el papel principal, situándose en el centro de la acción, ya sea por su propia actuación o por su ausencia.

Frente a este espacio de crueldad –aunque también de heroísmo- se alza otro más benigno y calmo: el muy doméstico y femenino espacio del castillo. Allí todo padecimiento conoce su fin y se da consuelo a toda pena; es el lugar del reposo y la saciedad anhelados por el guerrero. Guiburc, la princesa sarracena, es quien lo gobierna; a ella acude Guillermo desconsolado, a ella también acuden los demás caballeros.

En un principio, Guiburc aparece como la esposa tierna y servicial, la hermana, la dulce amiga de Guillermo; una princesa musulmana devenida en su cristiana esposa. Sin embargo, ante la figura de su esposo, Guiburc no resulta todo lo dócil que podría suponerse. Su papel en el relato, además del de compañera de Guillermo, es otro.

En la tirada LXXXIII, Guillermo aparece abatido, derrotado y cansado por un combate, y se muestra reacio a acudir en ayuda de Vivien. Guiburc, entonces, llora y le implora que preste su ayuda a Vivien. Guillermo accede a su pedido.

En este pasaje comienza a entreverse el papel que ha de jugar Guiburc en esta historia: ella es quien mueve a la acción a Guillermo y también quien en definitiva mueve la acción de la trama. Éste es un rasgo fundamental de Guiburc, el de promotora de la acción. A lo largo del poema veremos que será ella la que le imprima fuerza a la acción dubitativa de Guillermo.

Quizá, las tiradas C y CI expliquen un poco la idea expuesta. En ellas, Guiburc llora ante Guichard muerto. Entonces, Guillermo se lamenta, se llama a sí mismo cobarde y promete abandonar la vida guerrera. Guiburc lo escucha y al instante olvida su pena; luego reprende a Guillermo con duras palabras:



Prefiero que mueras en Larchamp del mar a que deshonres tu linaje y seas reprobado por tus herederos después de tu muerte.”



Enseguida Guiburc solicita permiso a Guillermo para mentir a los guerreros y organiza una nueva acción contra los sarracenos.

De este pasaje podemos extraer varios elementos que nos orienten en la identificación de las características de Guiburc. En primer lugar, con su reprimenda a Guillermo ella se erige en conciencia épica de éste, al recordarle su deber como héroe e impulsarlo a la acción heroica. Este tipo de actos constituyen su sutil modo de gobernar el espacio del castillo.

Pero Guiburc no sólo se erige en conciencia del héroe del cantar sino que también se hace dueña de algunos otros atributos del héroe épico: la astucia y el poder de conducción. Su mentira es una mentira dicha con astucia, planificada y dirigida a un fin heroico, es un acto digno de Odiseo. Además, al organizar ella misma el nuevo ejército de Guillermo, muestra su dote de conductora, cualidad caudillesca inusual en un personaje femenino1.

En estas dos tiradas (C y CI), Guiburc alude al linaje de Guillermo, apelando a él para recordarle su deber. Este es el segundo elemento que podemos extraer para describir en parte a Guiburc. El tema del linaje representa un punto de conflicto entre Guiburc y Guillermo que marca diferencias entre ellos. Por un lado estará Guillermo, que pretender eludir el compromiso con su linaje; por el otro estará Guiburc que lo atraerá hacia el cumplimiento de ése compromiso.

Este tema es, quizá, el elemento clave para comprender el significado de una tirada poco clara del poema, la LXXXV. Allí, Guiburc observa a Girard comer y, sorprendida por su gran apetito, comenta a Guillermo su impresión de que Girard es digno de pertenecer a su linaje. Guillermo, aparentemente sin causa alguna, reacciona negativamente ante el comentario. La explicación del hecho podría radicar en que, con su frase, Guiburc se constituye en guardiana del linaje guerrero de Guillermo, al mandato del cual él desea rehuir.

En varias oportunidades más, Guillermo reprochará a Guiburc su asunción del rol de guardiana del linaje, si bien nunca directamente. Así, en la tirada XCVIII, se dará el siguiente diálogo entre ambos:



Guiburc, ¿desde cuándo vigilas mi puerta?

A fe mía, señor, lo hago desde hace poco. Señor conde Guillermo, traes muy reducida tropa.”



Este papel de guardiana del linaje coincide con el papel de señora del castillo. El castillo es su espacio y lo custodia celosamente, ocupándose de todo dentro de él, acompañando a los guerreros hasta la puerta o recibiéndolos en ella, sosteniéndoles los estribos para que monten y dejándolos partir, segura de que cumplirán con su deber.

Estos dos aspectos de la personalidad de Guiburc confluyen simbólicamente en la tirada CXL, cuando ella no deja entrar a Guillermo en el castillo. Ella recuerda qué clase de hombre debe ser Guillermo y no lo reconoce; éste se da cuenta de que está siendo puesto a prueba y regresa al combate.

Para concluir con el tema del linaje, retomemos lo señalado por Joaquín Rubio Tovar en su introducción al Cantar de Guillermo: “Guillermo y Guiburc no tienen descendencia. Se trata de una anomalía en el mundo feudal {...}, en el cual una de las preocupaciones del señor es tener un heredero que asegure la continuación del linaje”. Este aspecto de la cuestión resulta ilustrativo a la hora de pensar la negación de Guillermo al mandato de su linaje; las causas de esta negación podrían ser más profundas de lo que dejan suponer los dichos de Guillermo a Guiburc, que a veces pasan por ser las excusas de un cobarde o de un hombre vencido.

Retomando el rol de Guiburc como impulsora de la acción en el relato, podemos aventurarnos en una explicación de la figura de Renuard, su hermano, quien cumple un papel similar al de ella. Renuard es como una especie de prolongación masculina de Guiburc, quien, de este modo, puede irrumpir y actuar en un espacio que no le es propio, el del campo de batalla. Así es que vemos a Renuard despertando a los caballeros y empujándolos hacia la batalla con amenazas e insultos; matándolos, si es necesario, para que peleen.

Por último, recordemos que, además de proteger el linaje de Guillermo y regir el espacio amable del castillo, Guiburc cumple otras funciones: se encarga de la comida y la atención de su señor y los demás guerreros, llora a los muertos, consuela a su esposo y se encarga de la educación de sus sobrinos. Además, su origen sarraceno no es olvidado y la reina llega a atribuirle cualidades de bruja:



Guiburc nació pagana. Conoce muchas tretas y malas artes, conoce las hierbas y sabe preparar bebedizos.”



Sin embargo, por allí por la tirada CV, el poeta deja caer una definición de Guiburc bien distinta:



No hubo ninguna mujer en toda la cristiandad que sirviera y honrara igual a su esposo, ni en exaltar la santa cristiandad ni en observar y defender la ley.”



Ambas descripciones parecieran contradecirse. Pero no existe tal contradicción: Guiburc, ése personaje tan particular y polifacético, es capaz de contener, a la vez, todas ésas cualidades.


1 Si bien siempre debemos de recordar a Santa Juana de Arco, Patrona de Francia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Creative Commons License
La Tostadora Moderna by La Tostadora Moderna, Revista Digital de Humanidades is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina License.
Based on a work at www.tostadoramoderna.blogspot.com.