jueves, 1 de abril de 2010

Tarantella - Hilaire Belloc




El castellano "La Hostería Volante" de la chestertoniana "Fliying Inn" ha sido fundado 
por Carlos Disandro hace ya más de cincuenta años. Es de su acervo y no del nuestro, pero 
como esa "Posada que Vuela", o el cenáculo oxfordiano del "Águila y el  Niño", 
nuestra Tostadora pretende la comunión amical y de ideas. 
Los dejamos entonces con nuestro amigo feacio y con la voz 
de Belloc, cantando su Tarantella, sin duda alguna, a sus amigos.

El Tostador.-  


   
Tenemos oportunidad de acercarnos a este poema de Hilaire Belloc, de diversas maneras. La imperfecta traducción que traemos, un poco producto de nuestra impericia y otro tanto debido a la ya conocida imposibilidad de traslación total (significancia-símbolo-música) de una lengua a otra, nos coloca en el significado literal del poema. Ello nos ayudará a comprenderlo mejor en su inglés original, al cual apelamos para un disfrute total de la poesía. 

En este caso, Belloc alcanza ciertos grados de musicalidad poética, en todos sus sentidos: la armonía, el ritmo, la cadencia y la rima. Pero para poder apreciar todas estas cualidades en simultáneo, es fundamental también la interpretación del mismo de la única forma que posible es alcanzarlo; queremos decir, el canto. Contamos con la gracia de poder escuchar a su propio autor en una grabación original. Ella nos introduce en las tonalidades musicales adecuadas; es decir, en las cuales él compuso el poema/canto; que es decir lo mismo. 

Dos cuestiones a destacar. La primera, el contexto “histórico” del poema/canto. Éste fue compuesto para una joven que Belloc conociera por el año 1909 en dicha posada, Miranda Mackintosh, con la particularidad que el mismo se compuso veinte años después del momento que describe. De allí, el tiempo pasado que domina el texto, y la melancolía de la letanía final, donde lo que fue se contrasta con lo que es. Donde el ayer, vivaz, lúdico y joven, deja paso al hoy del abandono, de lo perecedero y del Final. 

El canto (o poema, que es decir lo mismo) se refiere a una vieja posada (an Inn-con todo el profundo significado del término ingles de interioridad), ya perdida en el tiempo; dominada por el baile y el canto de pastores y aldeanos. Más precisamente, por el canto de los habituales y el baile de las jóvenes. Por el ajetreo del mundo interior de esa posada, con sus ritmos, sus sonidos, sus rituales. Todo ello no solo es transmitido por nuestro poeta mediante la palabra escrita (o quizás precisamente a partir de ella se logre despegar), sino también por el ritmo con el cual acompaña Belloc la sonoridad de esas palabras escogidas poéticamente (de allí la pérdida que marcamos en la traducción). 

Una antigua posada al pie de los Pirineos, y a orillas del Río Aragón, en suelo español. Allí compartió Belloc aquel tiempo con Miranda. Allí disfrutó del baile y de la compañía atemporal de los arrieros, bajo las negras parras del solar.

El baile, que dijimos domina el canto evocador de Belloc, es el Tarantella (un baile para dos); ninguna relación guarda con la danza italiana, sino que, así es llamado en virtud de creerse provocado por la intoxicación producida por la picadura de una tarántula, que es similar a los efectos que produce el enamorarse. 

La tarántula no se encontraba en aquella posada, pero la pócima, que a la vez acompañe el néctar del amor y suplante el veneno, quizá fuera aquel “vino que sabe a alquitrán”.-   

La segunda cuestión es, algo hemos mencionado, la particularidad y fidelidad con que Belloc nos transmite el ritmo del baile que da nombre al poema. Los giros, las vueltas; el movimiento frenético de la joven, las campanillas; las cuerdas de la guitarra, el acompañamiento de las manos, todo ello está presente en la sonoridad y la cadencia, de la descripción que el poeta logra en forma magistral en su poema/canto. ¡Y contamos con su voz para experimentarlo!
 
Canta Belloc sobre un tiempo mágico y único; un Instante detenido en el tiempo, en el tiempo de su tiempo, de su recuerdo. Y su voz vibra y se alza, quizá sin esperar una respuesta de su interlocutora; tal vez, tan solo, para que al eco de sus sones cobren vida aquellos habitantes imperecederos de la posada y una vez más, antes del ocaso, disfruten del baile, de la música y de la compañía.-  

Federico A. Mentasti.-       

TARANTELLA

By Hilaire Belloc

Do you remember an Inn,
Miranda?
Do you remember an Inn?
And the tedding and the spreading
Of the straw for a bedding,
And the fleas that tease in the High Pyrenees,
And the wine that tasted of tar?
And the cheers and the jeers of the young muleteers
(Under the vine of the dark veranda)?
Do you remember an Inn, Miranda,
Do you remember an Inn?
And the cheers and the jeers of the young muleteers
Who hadn't got a penny,
And who weren't paying any,
And the hammer at the doors and the din?
And the hip! hop! hap!
Of the clap
Of the hands to the twirl and the swirl
Of the girl gone chancing,
Glancing,
Dancing,
Backing and advancing,
Snapping of the clapper to the spin
Out and in--
And the ting, tong, tang of the guitar!
Do you remember an Inn,
Miranda?
Do you remember an Inn?

Never more;
Miranda,
Never more.
Only the high peaks hoar;
And Aragon a torrent at the door.
No sound
but the fall of the tread of the dead
To the ground, to the hole.-
No sound:
But the boom
Of the far waterfall like doom. 



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¿Recuerdas una Posada, 
Miranda?,
¿Recuerdas una Posada?
¿Y el henificar y desparramar
De la paja para armar la cama 
Y las pulgas que molestan en los Altos Pirineos?
¿Y el vino que sabe a alquitrán?
¿Y los vítores y abucheos de los jóvenes arrieros
(Bajo la parra de la oscura galería)?
¿Recuerdas una Posada, Miranda,
Recuerdas una Posada?  
¿Y los vítores y abucheos de los jóvenes arrieros
Que no tenían un centavo
Y que no pagaban nada,
Y el golpear a las puertas, y el barullo?
Y el hip, hop, hap
Del acompañar
De las palmas al giro y al compás 
De la joven ya jugando
Mirando,
Bailando,
Retrocediendo y avanzando,
Repique del badajo al giro 
Fuera y dentro-
¡Y el ting, tong, tang de la guitarra!
¿Recuerdas una Posada,
Miranda?
¿Recuerdas una Posada?

Nunca más; 
Miranda,
Nunca más.
Sólo la escarcha de las altas cumbres; 
Y Aragón un torrente a la puerta.
Ningún sonido.
Sino la caída de la huella de los muertos
Al suelo, al agujero. 
Ningún sonido;
Solo el bramido 
De la lejana cascada como El Ocaso.-



Nota del traductor: 


Hemos de destacar que, respecto de las versiones escritas que deambulan por la red o puesta por escrito en algún libro, encontramos, con ésta, cantada por su autor, una diferencia en las estrofas finales. Optamos por seguir a Belloc y transcribimos y traducimos las que se corresponden con su canto. La versión escrita es como sigue, entre paréntesis la diferencia con la traducida aquí: 


Never more;
Miranda,
Never more.
Only the high peaks hoar;
And Aragon a torrent at the door.
No sound
(In the walls of the halls where falls
The tread
Of the feet of the dead to the floor),
No sound:
But the boom
Of the far waterfall like doom. 

(En las paredes de los corredores donde cae
La huella, 
De los pies del muerto hacia el suelo;)

En esas estrofas, escuchamos cantar a Belloc:


but the fall of the tread of the dead
To the ground, to the hole.-

Aquí les dejamos el enlace para experimentar Tarantella de la voz de su autor.-







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