domingo, 14 de octubre de 2007

Hamlet o la Santificacion Parte II

Hamlet II- Maduración de la fe (en la Providencia).-


 


Comenzamos en nuestra anterior aparición en la Tostadora, a descubrir el costado, o mejor dicho, el fondo místico de la obra de Shakespeare. Esta simbología mistérica, plena de sentido esotérico, se refleja en casi toda la obra madura del dramaturgo. No obstante ello, hemos decidido que nuestro imperfecto aporte al tema, el cual es, con mucho, harto más profundo que a lo que a simple luz manifestamos en estas líneas, se centre en la obra Hamlet.


 


Hablamos al principio de la notícula acerca de la bastedad del tema místico en la obra de Shakespeare. Esto es así. Mas este itinerari profundis sólo es asequible con la frecuentación de la obra del Bardo inglés. La lectura, solo o en compañía, (la cual en lo posible recomendamos en su idioma original y en alta voz) hace que la poesía y la inspirada lengua encarne en el interlocutor, haciéndolo participe del mundo viviente de la obra. La melodía surge a medida que las líneas son recorridas por los ojos y las palabras pronunciadas regeneran el momento, el instante, en que cada pieza de Shakespeare se inserta.-


 


Dejamos a Hamlet hace tiempo luchando con sus debilidades, tratando de lograr la unidad de su propia alma para enfrentar finalmente al malo, alcanzando la tan ansiada purificación. Recordaran, pacientes lectores de la Tostadora, cómo Hamlet logra esta unidad en el encuentro vital y decisivo, para el desenlace de la historia, con su madre, la Reina. Pero, gustaríame retrotraerme, y avanzar, como hace nuestro autor, para seguir las huellas de Hamlet hacia su plenitud y alcance de la maduración.-


 


Vayamos por orden. En primer lugar nos encontramos con el conocido "To be or not to be...". Este soliloquio marca el punto más bajo de Hamlet (protagonista); este lo muestra en su momento más inmaduro. Hamlet no se ha desarrollado, no ha madurado. En la obra, dice Martin Lings, el Príncipe en cierto sentido va hacia atrás en su desarrollo antes de ir para adelante. Es decir, en el camino de la Santificación, primero cae en un abismo, en una incertidumbre. Su fe se encuentra en el punto más bajo. Aquí se vislumbra una falta de fe en la Providencia. Ya en al acto I, en su primer soliloquio, Hamlet expresa:


 


"Or that the Everlasting had not Fix'd


His canon ‘gainst self-slaugther! O God! O God!"


 


Es decir que se suicidaría si Dios no lo hubiese prohibido. El entorno lo abate, se siente solo, traicionado y dolido. Su madre, sin el debido luto, se ha vuelto a casar con quien fuera su cuñado. Algo en el alma le pesa. "Algo huele a podrido en Dinamarca". No encuentra explicaciones para su situación actual e insinúa terminar con su existencia. Allí aparece el famoso discurso (act. III, Esc. I, 63-97):


 


"To be, or not to be: that is the question:                       
Whether 'tis nobler in the mind to suffer                         
The slings and arrows of outrageous fortune,                  
Or to take arms against a sea of troubles,                      
And by opposing end them? To die: to sleep;                  
No more; and, by a sleep to say we end                    
The heart-ache and the thousand natural shocks        
That flesh is heir to, 'tis a consummation                     
Devoutly to be wish'd. To die, to sleep;                         



ser o no ser: esa es la cuestión:
¿acaso es más noble sufrir en la mente
los golpes y los dardos de una fortuna atróz
o tomar las armas contra un mar de adversidades
y oponiendose, terminar con ellas? Morir: dormir;
no más; y, con dormir decir que ponemos fin
al dolor de corazón y al millar de conflictos naturales
que la carne ha heredado, es una consumación
que devotamente ha de ser deseada. Morir, dormir;


Aquí Hamlet se devanea nuevamente en la idea de quitarse la vida, de terminar con sus sufrimientos. Sigamos atentamente estas líneas.




To sleep: perchance to dream: ay, there's the rub;                 
For in that sleep of death what dreams may come                 
When we have shuffled off this mortal coil,                             
Must give us pause. There's the respect                                
That makes calamity of so long life;                                       


Dormir: por fortuna soñar: ay, he aquí el obstáculo
Pues que sueños nos lleguen en ese dormir de muerte
una vez descartado el mortal torbellino,
debe hacernos dudar. Allí la reflexión
que dota a la calamidad de tan larga vida.



Nótese que en su camino, Hamlet está tocando fondo. Las sombras de la incredulidad se cierene sobre él. Y solo la duda a lo desconocido hace que su actual pesar "calamidades" se extiendan longevamente. Continuemos:




For who would bear the whips and scorns of time,                   
The oppressor's wrong, the proud man's contumely,                
The pangs of disprized love, the law's delay,                            
The insolence of office, and the spurns                                    
That patient merit of the unworthy takes,                               
When he himself might his quietus make                               
With a bare bodkin? who would fardels bear,                          


Pues ¿quien soportaría del tiempo azotes y mofa
La maldad del opresor, la injuria del altivo,
las punzadas de un amor desairado, de la ley demoras
la insolencia de lo oficial, y los desprecios
que el mérito paciente recibe del indigno,
cuando él mismo podría librado declarase
con un simple estilete? ¿Quién cargaría fardos,



En las líneas siguientes, vemos como Hamlet hace mención al más allá.


To grunt and sweat under a weary life,                                 
But that the dread of something after death,                       
The undiscover'd country from whose bourn                       
No traveller returns, puzzles the will,                                 
And makes us rather bear those ills we have                     
Than fly to others that we know not of?                            
Thus conscience does make cowards of us all;                  



gruñendo y sudando bajo fatigada vida,
sino porque el temor de algo tras la muerte,
País no descubierto de cuyas fronteras,
ningún viajero reotrna, confunde el albedrío
y hace preferir esos males que tenemos
Antes que volar hacia otros que desconocemos?
Así nos hace cobardes a todos la conciencia;



Esta frase ha dado a muchos para hablar. Algunos críticos, han sostenido, y sostienen, que éste soliloquio esta mal ubicado. Porque les parece contradictorio hablar del "país no descubierto de cuyas fronteras" nadie retorna, cuando Hamlet ya se ha encontrado con su padre (Acto I, escena 4 y 5). Es decir que suponiendo al padre muerto, este sí ha regresado de esas moradas. También han dicho que Shakespeare simplemente se equivocó al no atinar a conciliar la apariencia del fantasma, su padre, con su declaración de que nadie regresa de la muerte; o que, y estos se acercan más al verdadero sentido, que Shakespeare se refiere a la vuelta de seres humanos en carne y hueso y no como meras sombras o espíritus. Sin embargo, ninguno de ellos acierta. El sentido é piú profondo. Hamlet ha visto a su padre en estado incorpóreo. Shakespeare lo denomina Ghost, es decir espíritu. Aclaro aquí que las traducciones que trasladan ghost por fantasma son erróneas e invitan a la confusión. Traeré a colación un solo ejemplo que aclarará las dudas de los lectores. En inglés Espíritu Santo se dice Holy Ghost. Ergo, la traducción correcta es espíritu. Bien, Hamlet ve a su padre en espíritu. El tiempo de la humanidad no se ha consumado, y el hecho de que el padre del Príncipe se comunique con éste y tenga una presencia espiritual no significa que un muerto haya retornado. De la muerte efectivamente ningún ser humano ha retornado. Y solo se gozará completamente (o se sufrirá completamente) con la resurrección de la carne al final de los tiempos. No hay tal confusión ni error del poeta.


 


A su vez, este pasaje hay que analizarlo en el contexto de la obra y del camino espiritual que emprende el personaje Hamlet. Dijimos que ya había mencionado la idea de quitarse la vida. Sabido es que más allá del cripto-catolicismo de William Shakespeare (tema a tratar en otra oportunidad), la conciencia y creencia protestante también entendía el suicidio como un pecado. Y quien en pecado moría, en el infierno acabaría. Del infierno, la ortodoxia indica que nadie "returns". Y también, observemos que el autor retrocede, es decir vuelve al estado de confusión y debilidad; de duda y desazón, que lo pone a las puertas del abismo; retrocede antes de avanzar. Hamlet ha conversado con su padre, sabe y tiene fuertes indicios de la identidad del asesino, y tiene una "misión" que cumplir. Sin embargo, vuelve a dudar y se pregunta porqué su cruz y si no sería más fácil "dormir"; acabar con ese dolor intenso, intelectual. Desde aquí, Hamlet irá en ascenso, combatiendo y venciendo, uno a uno sus defectos y debilidades hasta el final. Continuemos con la última parte del soliloquio.




And thus the native hue of resolution                           
ls sicklied o'er with the pale cast of thought,               
And enterprises of great pith and moment                   
With this regard their currents turn awry,                   
And lose the name of action.- Soft you now!               
The fair Ophelia! Nymph, in thy orisons                      
Be all my sins remember'd."                                     




Y así el tinte nativo de la resolución
Se enferma con el pálido matiz del pensamiento,
Y empresas de gran altura y ocasión
Por este motivo sus corrientes tuercen,
Y pierden todo nombre de acción.-¡Tranquilo!
¡La bella Ofelia! Ninfa, en tus oraciones
sean todos mis pecados recordados."



Con el encuentro con la bella Ofelia, y su recomendación por sus pecados hacia ella, cierra este magnífico soliloquio. Soliloquio de gran valor y vértice de la obra. Aquí con este encuentro en el amor, Hamlet inicia su camino ascendente. Avancemos en la obra, y salteándonos todo hasta el final, veamos a nuestro personaje nuevamente.


 


Vuelto Laertes del extranjero, y puesto en marcha el plan del Rey para deshacerse de Hamlet, estos deben prestarse al combate de esgrima. La obra está llegando a su fin. Se aproxima el desenlace. En conversación con Horacio, Hamlet le confiesa que confía en la victoria pero al mismo tiempo una extraña premonición de que va a morir se le hace presente. Al escucharlo, Horacio pide permiso para aplazar el combate. Hamlet no lo permite y dice (act. V, Esc. II 220-225):



 


Not a whit, we defy augury: there is a special providence in the fall of a sparrow. If it be now, ‘tis not to come; if it be not to come, it will be now; if it be not now, yet it will come-the readiness is all. Since no man knows of aught he leaves, what is't to leave betimes? Let be.



 


Nada de eso, no creo en presagios: en la caída de un gorrión interviene una providencia especial. Si esta es la hora, no está por venir; si no está por venir, ésta es la hora; y si no es ahora, de todas formas vendrá-todo consiste en estar preparado. Ya que ningún hombre posee nada de lo que deja, ¿qué importa dejarlo tarde o temprano? Que sea.



 


Ya rendido a la providencia, la esencia de este discurso radica en "The readiness is all" (todo consiste en estar preparado). Observamos aquí, aún mejor, sentimos en esta frase un total abandono a la Providencia, Hamlet ha alcanzado el punto más alto de maduración. Las dudas y su noche oscura han desaparecido. En King Lear, vuelve Shakespeare sobre el tema. Nos encontramos en el último acto de esa obra. La noticia de la derrota y captura del rey Lear y Cordelia hunde a Gloster una vez más en la desesperación. Edgardo lo saca de ella recordándole que, al igual que un hombre ha de someterse a la Providencia en lo que respecta al momento y a la manera de su nacimiento, también ha de someterse en lo que concierne al momento y a la forma de su muerte y no tratar de arrancar la fruta antes de que esté madura. (Act. V, Esc. II)



 


Edgard: What, in ill thoughts again? Men must endure their going hence, even as their coming hither: Ripeness is all:-come on.



 


Ed: ¿Cómo, de nuevo en malos pensamientos? Los hombres deben soportar su partida de este mundo, de la misma manera que su llegada: todo consiste en estar preparado. (Ripeness literalmente es madurez. Es decir, la madurez es todo).



 


Casi literalmente vuelve a insistir nuestro autor en estar preparado ante el hecho de la muerte, sin saber cuando esta puede llegar. Solo la Providencia lo sabe.


 


El hamlet plenamente desarrollado y perfectamente equilibrado, el que se ve en la última escena, manifiesta la madurez que el autor ha ido construyendo en su personaje y hace patente la fe en la Providencia que profesa el protagonista hacia el final de la obra.


 


Shakespeare, en definitiva, se concentra, en toda su obra madura, en el aspecto más universal de la religión. Se preocupa de que el hombre tenga una correcta actitud hacia la Providencia.


 


Demódoco, en la quietud.-



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Creative Commons License
La Tostadora Moderna by La Tostadora Moderna, Revista Digital de Humanidades is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina License.
Based on a work at www.tostadoramoderna.blogspot.com.