SONNET XV - Shakespeare.-
Let those who are in favour with their Stars
Of public honour and proud titles boastAE,
Whilst I, whom fortune of such triumph bars,
Unlookt for joy in that I honour most.
Great princes' favourites their fair leaves spread
But as the marigold at the suns' eye;
And in themselves their pride lies buried,
For at a frown they in their glory die.
The painful warrior famoused for fight,
After a thousand victories once foil'd,
Is from the book of honour razed quite
And all the rest forgot for which he toild':
Then happy I, that love and am beloved
Where I may not remove nor be removed
Dejad a esos, por sus estrellas favorecidos,
Del mundano honor y sus volátiles títulos vanagloriarse,
Mientras yo, quien la fortuna de esos triunfos evita,
Aspiro a la dicha en aquello que más precio.
Los grandes favoritos (de la princesa), bellas hojas esparcen,
Más como la caléndula al rayo solar;
En ellos mismos su orgullo yace escondido,
Ya que ante un ceño adusto, en su gloria perecen.
El dolorido guerrero, afamado por luchar,
Luego de miles de victorias, una vez derrotado,
Es del libro del honor rudamente arrasado
Y sus logros esforzados, prontamente olvidados:
Entonces feliz yo, que amo y soy amado,
Pues no puedo mudar ni ser mudado.-
Los tiempos han cambiado, perece cantar el Bardo Isabelino. En este soneto, en su primera parte y casi hasta el final, se denuncia a aquellos que buscan la gloria mundana. Aquellos que se regodean con volátiles títulos y buscan el reconocimiento ajeno como medida de todo valor; este reconocimiento falso e interesado, que prohíja un orgullo mortal (es decir causa de muerte). Todo esto esta en el soneto.
Aquí, por ejemplo, en el reconocimiento está el cambio de tiempo que advierte el poeta. En tiempos Isabelinos el reconocimiento y los títulos y honores son tan volátiles como los pétalos de una flor al viento. Van y vienen. Atrás quedó el tiempo heroico de la Hélade, donde Aquiles, arquetipo de Héroe, busca con sus acciones y exige en consecuencia, el reconocimiento de sus pares y del pueblo todo. Es decir, en definitiva, aspira al reconocimiento universal. Por ello en la plenitud de su vida, en ofrenda a la memoria inmortal de los pueblos, muere heroicamente. Pero renace por siempre, en cada canción, en cada cuento, en cada emulación de aquellos que aspiran al mas alto areté.-
Esa gloria, esa excelencia ha desaparecido en tiempos de Shakespeare, (como lamentamos su ausencia hoy día) y se refleja en estos versos,
The painful warrior famoused for fight,
After a thousand victories once foil'd,
Is from the book of honour razed quite
And all the rest forgot for which he toild':
El guerrero es olvidado y negado.
Aquí el quid. ¿Entonces a que apunta nuestro poeta, con "la dicha en aquello que mas precio"?. Pues aspira a aquello que las polillas y el hollín no pueden destruir: el amor.
El amor como aspiración de infinitud. Aquí una vez más se muestra el ansia de armonía al que aspira continuamente el elegido de las Musas. Y esa armonía universal la rige el amor, en su participación divina y en su vida humana.-
Él sabe que el libro del honor ha sido adulterado por los mercaderes de la vida. Que los aplausos de hoy se trocan mañana en cachetazos. Y que los caminantes de este mundo ya están a sus anchas engañando y lucrando. Entonces sentencia el autor que es el Amor el areté supremo. Todo esto tiene una vaga reminiscencia agustiniana, "ama y haz lo que quieras". Ama al Amor Primero, se entiende, y de allí para abajo, todo amor es reflejo y parte de Aquél Único y Sempiterno. Amor que no muda. Y dichoso el que encuentre el reflejo de aquel y sea correspondido, pues,
Entonces feliz yo, que amo y soy amado,
Pues no puedo mudar ni ser mudado.-
Demódoco, desde Siracusa.-
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